Conmemorar el Día Internacional del Síndrome de Down no es solo llevar medias disparejas, es comprometernos con un mundo donde la diferencia no se tolere, sino se valore.
Desde nuestras aulas, sembramos respeto, derribamos prejuicios y aprendemos que la diversidad es una fortaleza, no una barrera.
Porque educar sin exclusión es construir un futuro más justo para todos y todas.
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